AGRICULTURA TRADICIONAL VS INTENSIVA

La agricultura intensiva es el método de producción agrícola en el cual se hace uso de los medios de producción de forma intensiva.

Con esto, lo que se trata de lograr es maximizar la producción del terreno a corto plazo, logrando la mayor cantidad de producción por superficie de finca (Kg/Ha).

Para conseguir maximizar la producción se emplean determinadas técnicas como:

-el uso de semillas seleccionadas

-diferentes modalidades de regadío

-explotación de una única especie vegetal

-maquinaria especializada

-fertilizantes y fitosanitarios químicos (los fitosanitarios se utilizan para casi todo: pesticidas, bioestimulación, influyendo en los procesos vitales de los vegetales, mejora de la conservación de estos, control del crecimiento, destrucción de especies vegetales y animales no deseadas…).

Además, en la agricultura intensiva, se cultiva la tierra dos veces por año: una en las estaciones de primavera y verano y otra en otoño e invierno. Esto, junto al uso de maquinarias y productos químicos, puede conllevar consecuencias a largo plazo como la erosión o desertificación del suelo.

Otra característica es la “modelación” del terreno para adecuarlo, sin tener en cuenta el entorno, hábitat o peculiaridades de cada finca.

También supone un elevado gasto de combustible y energía, alta generación de residuos y un gran desgaste de los recursos de la zona.

Dada la creciente demanda de productos agrícolas por parte de la sociedad y la búsqueda de maximizar beneficios, la agricultura intensiva supone el modelo de producción agrícola elegido en la gran mayoría de los casos, especialmente en países desarrollados.

Más allá de sus ventajas en cuanto a productividad, la agricultura intensiva supone alguna que otra desventaja: El ritmo intensivo de producción y uso de una única especie acelera el agotamiento de la tierra; el uso de fertilizantes y fitosanitarios químicos destruyen a largo plazo el ecosistema, además de envenenar el subsuelo y acuíferos, mientras que la utilización de productos para acabar con las plagas a corto plazo, suelen tener el efecto contrario a largo plazo, ya que estas desarrollan una mayor resistencia a los plaguicidas.

Agricultura tradicional , como agricultura extensiva que es, supone un modelo de producción agrícola que hace uso únicamente de recursos naturales, renunciando a todo tipo de técnicas  que maximizan la producción, lo cual repercute en rendimientos mucho más bajos, así como la necesidad de una mano de obra más numerosa para alcanzar los niveles necesarios de producción.

Se basa en un ecosistema circular, donde todo se recicla y reutiliza, con vegetales y animales, tanto de explotación propia como externos, que funciona con rotación de especies y ritmo acorde a las estaciones, y acaba siendo un modelo de economía circular.

Si en algo destaca la agricultura tradicional es en la protección y la restauración del medio ambiente y del propio ecosistema del entorno:

-los fertilizantes son orgánicos, incorporando al suelo restos de poda y animales de la propia granja.

-biodiversidad con flora y fauna autóctona, que actúa como defensa ante las plagas.

-rotación con cultivos mejorantes dependiendo de la estación del año.

-No se utilizan pesticidas ni fertilizantes químicos, ni otros fitosanitarios, con lo que el agricultor busca sistemas naturales de fertilización y defensa, dejando madurar y crecer a ritmo natural las cosechas, lo cual le supone menor rentabilización y más riesgos.

El hecho de no abusar del empleo de maquinarias, no aplicar productos químicos ni sobreexplotar el suelo se traduce en mayor prosperidad para la tierra y su biodiversidad, así como productos naturales y mucho más saludables para el consumidor, favoreciendo la agricultura ecológica que tanta fuerza ha tomado en los últimos años.

(fuentes: syngenta, iriego, mayasl)

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